domingo, 11 de septiembre de 2011

¡Pues no los encuentro...!



Pasar los veranos en un pequeño pueblo del oriente asturiano, conviviendo con primos de todas las edades, es quizá uno de los mayores tesoros que ,por suerte, podemos ofrecer a mis hijos. Allí se liberan, descubren una naturaleza diferente y nuevos paisajes. Se reencuentran con amigos o los hacen nuevos. Exploran, descubren y encuentran. Aprenden a compartir y no exigir. Se amoldan a la disciplina de los grandes grupos. Pierden mimo y ganan confianza. Para los más pequeños (entre los que están los míos) es además una escuela de vida porque pasan los veranos observando y absorbiendo todo lo que hacen o dicen los primos más mayores, sabios y conocedores de los grandes misterios de la vida. Lo que en ocasiones requiere ciertas dosis de “reeducación” al volver a casa…

Hace unos tres años, acabando ya el verano, después de un baño, Mario (entonces de 5 años y medio- y especifico el medio porque para él es muy importante), señalándose me pregunta:

Mario:- Mamá, ¿esto qué es?...

Yo:- Pues los testículos hijo

   Mario:- aaaaahhh…

Muy confuso entonces se agacha, mira, rebusca y remira…y me dice levantándoselos con mucho cuidadito:

- Pero entonces…. ¿Los huevos dónde están?

1 comentario:

  1. ¡¡¡Muy bueno!!! Con las preguntas y respuestas de los niños se podria escribir un libro...
    Besos
    Pepi

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